Esta mañana me ha llamado Eva:
- Oye, qué rica la cena de ayer, me tienes que contar cómo haces el relleno de los pimientos, estaban buenísimos.
- Dejas el bacalao desalado en un plato. Mientras, en una sartén con poco aceite echas un poco de ceboll...
- Vale. Por cierto, qué cariñosa tu novia. Y guapísima, muy bonita.
- No es mi novia.
- Vivís juntos. Te dice "pásame el pan" como si te fuese a pegar un mordisco en la ingle. Pero no es tu novia.
- Eso es.
- Lo que tú digas. Oye, acuérdate de felicitar hoy a papá.
- ¿Por? ¿Le ha tocado la lotería?
- Es su cumpleaños.
- ¿Otra vez?
- Sí, una vez al año y, qué casualidad, siempre por estas fechas.
- Pues yo tengo 35 y juraría que he celebrado unos 60 cumpleaños suyos ya.
- La mitad serían de la señora esa de ojos claros que vive con él. Tu madre. También los cumple una vez al año. Una manía suya. ¿Qué le vas a regalar?
- Ni idea, ¿qué le gusta aparte de no verme?
- No oírte. Ah, por cierto, ayer se me olvidó comentártelo. ¿Te acuerdas de aquel paciente que tuve, ese que sufría un problema de visión que le impedía ver el color azul, que todo lo azul lo veía gris? ¿Te acuerdas que me dijiste que aquella te parecía la peor enfermedad posible?
- ¿Dije eso? A veces tengo mis momentos poéticos.
- Sí, no veas, la poesía de un perchero. Pues mira, ayer me dijeron que este hombre sufrió hace poco un accidente gravísimo yendo en su coche, porque en la carretera habían puesto una valla azul y no fue capaz de distinguirla del asfalto, y, claro, se la comió enterita. Qué mala leche.
- ¿Las vallas no son todas amarillas?
- Parece ser que no, que también las hay azules. Y yo juraría que una vez ví una verde.
- Pues no me parece bien, habría que regular eso. ¿Tú que le vas a regalar a papá?
- Una botella de whisky. No se la robes.
- (...)
- Bueno, luego nos vemos. ¿Vas a traer a tu novia?
- No es mi novia.
- Lo que tú digas.
La Herzigova atadita, cortesía de Mondino.
miércoles, mayo 24, 2006
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