Las cosas más importantes de la vida suceden muy pronto y muy deprisa, y quedamos condenados a vagar por los restos a la búsqueda de algo que en el mejor de los casos no pasará de sucedaneo. Las cosas más importantes de la vida sólo suceden una vez, porque cuando lo hacen por segunda ya son otra. Es posible que ahora coseches un éxito rotundo a celebrarse en una lujosa ceremonia con doscientos comensales, y será sin duda muy emocionante, pero no significará apenas nada comparado con el subidón de aquel gol y aquellos abrazos infantiles en aquel trofeo interescolar. Es posible que ahora, tras una noche de diversión y risas y abandono, acabes en la cama con la ganadora de un Goya, y será un suceso sin duda reseñable, pero nada tendrá que ver con aquel primer beso, aquel Mayo, en aquella terraza oscura. Y es posible que cualquier día escuches una nota musical que te estremezca, y será un sentimiento fabuloso, por supuesto, menos mal que nos queda la música, pero que muy difícilmente podrá competir con el maremoto que provocó aquel "each ritual showed up the door for our wanderings, open then shut, then slammed in our face" atravesando la puerta cerrada a cal y canto y enano no se te ocurra entrar de la habitación de tu hermana.
Sebas dice que su definición de felicidad tiene que ver con aquel día en el que con su primer salario se compró un coche de segunda mano y luego fue a recoger a su novia, y con ello me da la razón. Martina dice que su definición de felicidad tiene que ver con el día en que nació su hijo, y pretende decirme que si lo más importante sucedió justo ayer también puede suceder justo mañana, pero sin querer lo que hace es ponerme otro clavo. Eva dice que lo que me pasa es que me aterra la idea de que las cosas me vayan bien porque tengo una concepción determinista del pasado, ajeno al hecho de que casi todo acontece sujeto a un mero azar. Que hay cosas que no se merecen ni se maduran: tan sólo suceden. Y es posible que tenga razón. Igual me quejo de vicio. O igual exagero. Puede ser. No sé. Quizás lo único que me pasa es que a veces me gustaría reencarme en mí mismo hace unos años, y revivir aquellos chispazos que hacían que todo saltase por los aires, y esta vez tener bien presente que no hay que bajar nunca la guardia. Que a veces me gustaría reencarnarme en mí mismo hace unos años, y revivir aquella emoción de lanzarme al vacío hoy sí y mañana también, y esta vez ser consciente de que el revolver que nos dieron sólo tiene ocho balas. Que a veces me gustaría reencarnarme en mí mismo hace unos años, y revivir aquellos días con ella, y que esta vez no se muera.
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