Nos presentaron en el José Alfredo y allí hablamos de cosas como la cordialidad y los exilios voluntarios.
Luego fuimos a un bar que no conocía, después a otro que sí, y cuando llegamos al Junco ya sólo quedábamos los tres.
Luego fuimos a mi casa, abrimos una botella de whisky y pusimos música.
Luego dije que estaba borracho, pero llegamos a la conclusión de que yo no era el más borracho de los tres.
Luego una besó a la otra, y después se giró y me besó a mí.
Luego una paseó sus labios por mi cuello y sus manos por mi nuca mientras la otra me bajaba los pantalones.
Luego una se tocaba y me decía que me acercase mientras la otra, medio desnuda, se llevaba las manos al rostro y reía, avergonzada.
Luego una apagó los gemidos de la otra sentándose encima de su cara.
Luego una preguntó quién le estaba pisando el pelo y los tres nos reímos mucho.
Luego yo le susurré algo al oído a una mientras la otra recorría con su lengua los dedos anular y corazón de mi mano derecha.
Luego me eché a un lado y ellas se escupieron en la boca.
Luego ellas se quedaron durmiendo en mi cama y yo les apagué la luz y me fuí al salón y puse la televisión, sin sonido.
Luego estuve viendo una película española, una en la que sale Cristina Higueras, hasta que me quedé dormido.
Luego desperté y me dolía mucho la cabeza y en la tele ya no había película sino telediario, y traté de determinar si lo que acababa de suceder era vivencia o sueño, pero no pude.
Luego pensé en entrar en mi habitación y salir de dudas, así que me incorporé, pero entonces me entró un mareo, por lo que no fui a mi habitación sino al baño a vomitar.
Luego me quedé en el suelo, pensando en cómo se llamaba la serie aquella en la que salía Cristina Higueras, esa donde salía también el Echanove, pero nada, no di con ello.
Lo tuve, como vulgarmente se dice, en la punta de la lengua.
miércoles, marzo 28, 2007
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