jueves, agosto 17, 2006
No sé si el mundo es el de siempre (pero yo lo veo diferente)
A las mujeres les encantan los niños. No sé la razón, y me niego, por supuesto, a achacarlo a motivos hormonales o genéticos. Hay excepciones, como en casi todo, pero por norma general las mujeres en cuanto ven a un crío (considérese crío a todo aquel ser que se mueva entre el paritorio y los nueve años) no tardan en acercarse a dedicarle un par de muecas empáticas. Y eso en el mejor de los casos. En el peor, le magrean y zarandean mientras con la peor de sus sonrisas se dedican a preguntarle idioteces imitando la voz del Pato Donald. ¿Y ya vas al cole? ¿Siiii? ¿Siiii?
Cuando tenía 20 años y la mujer que iba a mi lado hacía algo de eso, lo recuerdo, sentía un poco de miedo. A los 25 pasó a resultarme ridículo. A los 30, no me pregunten por qué, me producía una cierta ternura. ¿Y ahora? ¿Ahora qué? Pues ahora me provoca unas ganas irrefrenables de meterme en un bar y apretarme tres botellas de la mejor malta disponible.
Fotografía de Dorota Pawilowska.
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