De verdad que yo hoy pensaba rematarles una guarradita de texto de viernes, hablando con todo lujo de detalles de aquella vez que intimé con la hija de mi vecina del sexto, y del magnífico equilibrio del que hicieron gala una mano en desempeño deshonesto y la otra apretando en escorzo el stop del ascensor, pero hoy como que no, como que el nervio ciático se ha hecho fuerte y me duele aquí y allá y me siento mayor y sin cuerpo para malabarismos. Y miren que esta primavera viene fuerte, con las chavalas dedicándose a la imposible tarea de confundir en un sólo estilo los perfiles de Jennifer López y Twiggy, qué locura, y qué ganas dan de hacer el caníbal y llevarse a cuatro por delante, pero hoy no, hoy no hay manera, hoy bajo las escaleras corriendo y noto que me falta el aire. Qué ruina. No sé ustedes, pero yo en días de biorritmo bajo como este lo que hago es acordarme mucho de Susana, una muchacha con la que salí hace un porrón de años, una que cuando escuchó mi deseo de abortar aquella misión se armó de tesón y me dijo "vale, pero algún día pasarás un momento bajo, y tendrás ganas de acostarte y dormir, y entonces serás mío". Qué alarmante muestra de falta de autoestima ¿que no? Y qué miedo.
Fotografía de Krzyszof Wykrota, vía Der Langwailer.
viernes, mayo 05, 2006
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