Sebastián era un ángel de la guarda. Sí, como suena, un ángel de la guarda, alguien que se dedica a proteger a aquellos a los que se le encomienda proteger, y por los cuales también vela. En contra de lo que es creencia popular, y también de lo que creía el propio Sebastián cuando en vez de ángel era mortal, ni todas las personas van siempre acompañadas de un ángel ni, por supuesto, este es siempre el mismo a lo largo de toda su existencia. Cada ángel de la guarda se ocupa de una persona determinada durante un periodo establecido, por lo que se puede dar el caso de que haya gente que nunca en su vida llegue a ir acompañada de ningún ángel y otra que llegue a tener hasta diez diferentes. El azar en esto, como en todo, también influye. Sebastián, el ángel de la guarda Sebastián, nunca se había planteado hasta ahora el quién ni el por qué le ocupaba con tales misiones, ni tampoco se había planteado nunca la conveniencia de las mismas. Ahora que lo pensaba, ni siquiera se había llegado nunca a plantear que pudiese planteárselo, y es más, no recordaba plantearse ni eso ni nada. Pero esta vez todo era diferente, esta vez no soportaba a aquel a quien se supone debía proteger, lo destestaba profundamente, y odiaba cada décima de segundo que pasaba a su lado. Y recordó entonces que una vez, hace mucho tiempo, fue pecador, y que además le encantaba serlo.
Foto de Erwin Olaf, de su serie 'Royal Blood'. Vía Neatorama.
jueves, diciembre 08, 2005
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