Mi buen amigo JM anda estos días muy ilusionado pues ha quedado este fin de semana con unos amigos de la infancia para celebrar un cumpleaños o un aniversario o algo, festejo que han decidido llevar a cabo no con la común excursión a Pedraza a comer cordero ni reservando la planta baja de una hamburguesería de confianza y a bailar, sino alquilando un apartamento y llenándolo de putas. Ah! el discreto encanto de los anhelos a corto plazo, ah! cuán felices aquellos que no se plantean si el hoy es ese instante eterno o acaso la milésima de segundo que transcurre entre lo que ya no será y lo que haya de ser, pues saben que el hoy es, simplemente, el día en el que se darán un homenaje a-la-romana.
- Qué, ¿te apuntas?
- Pues mira, no.
En otro orden de cosas, procedo a comunicarles dos decisiones que acabo de tomar, de las de tamaño fundamental. En primer lugar, les comento que he decidido experimentar con una nueva aproximación, levemente más conservadora, hacia la medicina recreativa, lo cual sin duda redundará en beneficio de todos. Y, en segundo lugar, sepan que he decidido engalanar mi fondo de pantalla con la imagen de, a ver cómo lo digo, dos tetas como dos soles. Ea. Asistentes al espectáculo de la reedición siglo XXI de la parada de los monstruos, habitantes de un tiempo en el que el deseo ya no se mide en incrementos de la frecuencia de los latidos del corazón sino en tamaños de píxel, no nos queda, hermanos, más opción que capitular y comenzar a rendir pleitesía al nuevo ídolo. Oh, gran Dios Píxel, por la presente yo, L.B., hijo de Leo y Nastia, edad 36 años, estado mental soltero, prometo serte fiel, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y bla bla bla, hasta que la muerte nos separe, amén. Y eso. Que yo mucho mejor de lo mío.
miércoles, noviembre 05, 2008
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