No quiero que te vayas, dolor, última forma de amar. Me estoy sintiendo vivir cuando me dueles, no en ti, ni aquí, más lejos: en la tierra, en el año de donde vienes tú, en el amor con ella y todo lo que fue. En esa realidad hundida que se niega a si misma y se empeña en que nunca ha existido, que sólo fue un pretexto mío para vivir. Si tú no me quedaras, dolor, irrefutable, yo me lo creería; pero me quedas tú. Tu verdad me asegura que nada fue mentira, y mientras yo te sienta, tú me serás, dolor, la prueba de otra vida en que no me dolías. La gran prueba, a lo lejos, de que existió, que existe, de que me quiso, sí, de que aún la estoy queriendo.
Pedro Salinas.
domingo, noviembre 30, 2008
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