martes, junio 17, 2008

Sha-La-La (Make Me Happy)

Hoy al despertar me sentía raro, inquieto, así que me he dado la vuelta y he seguido durmiendo. Cuando por segunda vez he despertado seguía igual. Inquieto e incómodo. Rápidamente he identificado el problema: me siento preso de un ejército de neurosis, paralizado por mis mil manías, sometido por reacción a todo aquello que detesto. Así que me he levantado decidido a afrontar el problema. Y he ido al salón y he descolgado las fotografías de las paredes, los ojos de Bobby Fischer, las manos de Hilary Hahn, el poster de Scott LaFaro, con la idea de renovar la decoración. Y luego he cambiado las sábanas negras de mi cama por otras de color vino burdeos, el primer paso de un paulatino viaje hacia la claridad. Y finalmente he ido a la peluquería y me he cortado el pelo, muy corto por aquí, y por aquí tres donde antes había siete. Y he vuelto a casa, y me he preparado un bloody mary, y he puesto un disco de Al Green, y he abierto "Los Placeres y Los Días" por el capítulo llamado "Mundanidad y melomanía".
... ya nos perjudicará bastante nuestra originalidad. Debemos hasta intentar disimularla. Es posible no hablar de literatura.
Y entonces he comenzado a sentirme mal. Y no digo mal de me duele un poco la cabeza, digo mal de sentir un frío espantoso, mal de estar al borde del espasmo, mal de sudores intensos y amagos de taquicardia. Fatal. He dejado el libro en la mesa y he quitado el disco. Mal, fatal. Así que he cogido los cuadros que antes había descolgado y los he vuelto a poner en su sitio. Y luego he entrado en mi habitación y he vuelto a poner las sábanas negras. Lo del pelo ya no hay quien lo arregle. Luego he quedado con estos y mis amigos han hecho mofa y me han pasado así la mano, y mis amigas han dicho que me queda bien, en fin, lo de siempre. Y al volver a casa he sentido una ligera brisa de costado y entonces he movido la cabeza como para apartarme el pelo de la cara, en un gesto adquirido e inútil, un gesto que en su día tuvo sentido pero que ya no lo tiene, un gesto que me ha parecido la adecuada metáfora de casi todo.
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