miércoles, junio 04, 2008

Infidelidad

- Yo, diseñadora.
- ¿De moda?
- No. Diseño gráfico. Logos y eso...
- Ya.
- Y páginas web. También hago páginas web.
Por enésima vez tomo conciencia de que si fuese una mujer jamás me gustaría alguien como yo. Intelectualmente tampoco. Aunque quién sabe, intelectualmente nos llegan a gustar las cosas más peregrinas. Algunas de las mujeres con las que he estado no pasarían, estoy seguro, una prueba de inteligencia básica, pero eso da igual, entonces me daba igual y ahora también. Lo que no quiere decir que busque el cero, sino que me da igual el cero que el diez. La inteligencia está sobrevalorada y bla bla bla, me estoy repitiendo. Qué vulgar. En fin. Quizás suene absurdo viniendo de alguien que lleva siete noches sin dormir en su cama, cuatro de las cuales no sabría decir exáctamente dónde, pero la verdad es que yo detesto salir, detesto interactuar, detesto que me presenten gente, detesto el escrutinio público, detesto la cháchara y detesto gustar casi más que no hacerlo. Soy tres y ninguno de los tres se desenvuelve con soltura en el plano social. No se me nota, es más, parece precisamente lo contrario, pues he hecho de la impostura un arte, porque soy un actor magnífico, pero ahí está, y cansa. Fingir cansa, mucho. Marta, por ejemplo, nunca finge. Por eso tiene ese cutis. Marta es ella toda ella en todo aquello que hace. Ella no es tres, sino dos, y las dos son socialmente impecables, la que emite destellos sobre unos zapatos de mil pavos y la que se hace un moño y se sienta a leer un libro en el parque. Hoy me ha llamado y me ha dicho que desde que ha llegado no para. Que la tienen de un lado para otro, y ahora ven aquí y ahora ponte allá, y que le duelen los pies, y que nos echa de menos a mí y a sus zapatillas. Pero no hay el menor atisbo de incomodidad en sus palabras. Está a gusto. Siempre a gusto. Siempre en su sitio. Yo no. Ahora tampoco. Creo que si yo no fuese yo y estuviese ahí y no aquí sabría adivinar que el cinismo es lo único que hay de cierto en toda esta palabrería, pero es que igual ni eso.
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