Intento no pensar en el niño. Así que pienso en ella. Ella que baila. Ella que toma el sol. Ella que sonríe. Y la arena. La arena y el viento. El viento y mi pelo y sus manos en mi pelo. Y el descuido. El descuido y el olor a medicina. Y las máquinas. Y el fuego. Al final siempre el fuego. Y el reproche. Siempre el reproche. Me obligo a pensar en otra cosa. Doy media vuelta en la cama. Entonces veo luz en el salón. Me he dejado la lámpara encendida. Me levanto. Voy hasta la lámpara. Apago la luz. Vuelvo a la cama.
Intento no pensar en ella. Así que pienso en la madre del niño. Pero la estación tiene ahora el suelo de arena. Y la madre del niño tiene su rostro, el de ella. Y el viento mueve su pelo. El viento y su pelo y mis manos en su pelo. Y el descuido. Y el niño que se aleja y yo que me pierdo en los detalles. Y el niño que cae. Al fuego. Al final siempre el fuego. Y el reproche. Siempre el reproche. Me obligo a pensar en otra cosa. Doy media vuelta en la cama. Entonces veo luz en el salón. Algo no va bien.