martes, agosto 14, 2007

Cosas tras el sol

Un lector supongo que demasiado tímido como para animarse a utilizar los comentarios me envía un correo en el que se esfuerza en halagarme dedicando a estas cositas mías expresiones como "literatura del desamor" y "luminosos fragmentos de humanidad". Yo, verá, en serio le digo que agradezco su amabilidad, pero creo que me sobreestima. Esto al fin y al cabo es tan sólo una colección de pies de foto, un muestrario de viñetas sin hilo ni poso, un pasatiempo con el que matar las horas muertas que se acumulan entre borracheras. La última ha durado casi tres días. La última borrachera, digo. Y así me encuentro ahora, derrotado y desprosado. Yo hoy escribiría poesía, pero como no sé me limito a pasarle el polvo a los Gamonedas y los Baudelaires. Nada que ver. Por cierto, conviene aclarar que cuando hablo de borracheras no me refiero a un pobre diablo que ahoga sus penas en un whisky doble ni a un desgraciado que comparte sus recuerdos con un barman de chaleco y pajarita. No, hablo de un torbellino de simpatía, hablo de un vendaval de diversión. Señores, cuando en medio del delirio encuentro mi mejor toque hago gala de una de las más arrebatadoras personalidades de la Iberia mesetaria. Ya está, alguien tenía que decirlo. Y ya que estamos añadiré que conmigo cerca se liga. Ya lo creo que se liga. Eso sí, siempre con impedidas mentales. Ya me lo comentaba Eva hace unos días mientras dábamos cuenta de un curry de cordero.
- Cariño, es asombrosa la cantidad de idiotas que me has presentado a lo largo de tu vida.
También dice que si no hubiese conocido a todas esas taradas su visión del género femenino en su conjunto sería, hoy, mucho más positiva. Yo cuando dice cosas así me revuelvo y discrepo, a ver qué remedio. Pero la verdad es que tiene más razón que un santo. Porque a mí las mujeres me gustan coquetas hasta la parálisis, superficiales hasta la perfidia, vanidosas como casiopeas. Primo en ellas el menor detalle estético en detrimento de cualquier excelencia intelectual. Y así me luce, claro.
blog comments powered by Disqus