jueves, julio 05, 2007

Para tí, que estás de morros esta noche

Hago un gesto de fastidio, dejo el periódico sobre la mesa y abandono la cafetería. Cuando estoy llegando a casa recibo una llamada de Ruth.
- ¿Vienes ya? Te he preparado un plato de pasta con gambas que te vas a cagar.
Cuelgo. Tomo la primera calle a la izquierda y detengo un taxi. Me voy al centro. Entro en un bar. El camarero y un cliente mantienen una conversación:
- ¿Tienes tabaco?
- ¿Qué tabaco?
- Marlboro.
- No, Marlboro no. Lucky Strike.
- No, Lucky Strike no. Marlboro.
- ¿Cómo?
- Marlboro.
- No, Marlboro no.
El hambre y las ganas de comer. Vaya panorama. Al fondo veo a Susana y Nerea. Pensé que te habías ido a Barcelona, me dice una. Pensé que te habías ido al extranjero, me dice la otra. Les pregunto por estos y me dicen que hoy no les han visto. Pido ginebra con limón. Me ofrecen un tiro y lo rechazo. Me hablan de conductores borrachos y direcciones prohibidas. Me hablan de su fin de semana, y de hordas de personas alegres y de carrozas bañadas en purpurina y de conciencias sociales impecables y de beber gratis. Pido otra ginebra con limón. Me ofrecen un tiro y lo rechazo. Intentan hacerme varios trucos de magia, el de la ceniza, el de la moneda, el de los palillos. Ya los conozco, pero disimulo. Nos reímos, cada uno de una cosa. Nos vamos a otro bar. Pido ginebra con limón. Me ofrecen un tiro. Es tarde. Se acercan a la pista y comienzan a bailar. Yo me quedo en la barra. Un tipo muy hortera mete barriga y les entra. Se ríen de él, y de qué manera. Me acabo la copa y salgo del bar, sin despedirme. Un taxi me deja en la puerta de casa. Entro. No hay nadie. Huele raro. Llego al dormitorio, doy la luz y veo la almohada salpicada de spaghettis, gambas y pimiento rojo, ingredientes que han sido dispuestos de tal manera que conforman la palabra GILIPOLLAS. Me digo: mira, esto sí que ha tenido gracia.
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