martes, junio 19, 2007

Sometimes I trip on how happy we could be

Me quedo. Me voy. Me quedo. Me voy. Llevo un tiempo encadenado a ese mantra. El día antes de coger el avión estaba decidido a quedarme aquí, entonces aún allí, unos días. El mismo día del vuelo ya había cambiado de opinión. Así que he venido sin apenas ropa. Ayer mismo decidí de nuevo que me quedaba, y luego lo contrario cuando ya era demasiado tarde para llegar al aeropuerto a tiempo de coger mi vuelo de vuelta. Ahora me veo paralizado por la duda, dispuesto a hacer una cosa y su contraria de forma casi simultanea, varado en la barcelonesa vivienda de un amigo que estos días anda ocupado localizando exteriores, eso dice. Y mientras él encuadra fachadas y desestructura parques yo me voy al mercado a olfatear pescaderías y luego, cuando cae la tarde, fantaseo con disfrazarme de neopreno y aletas y adentrarme en el mar, a ver hasta dónde llego. Bueno.
La noche de autos perdí el teléfono, di por hecho que de manera irrecuperable. Esta mañana mi anfitrión ha recibido una llamada de Eva. Me la ha pasado. Mi hermana me dice que me ha llamado al móvil y que se lo ha cogido una chica que se ha referido a mí como "Houdini". Me ha preguntado por qué, y le he dicho que no lo sé. Parece que se me cayó en su habitación, ya sabía yo que me dejaba algo. Por otra parte, la verdad es que no sé cómo no se me ocurrió llamarme. Al tiempo que convoco hecatombes me empeño en obviar las opciones más elementales. En fin, que la he llamado -me he llamado- y he quedado con ella en un café del centro. Es elegante, es alegre, parece buena persona y conjuga verbos como una campeona. Me ha dicho que como escapista soy un asco, y también que la pillo por los pelos ya que esta misma tarde coge un avión hacia su León natal. No llevábamos ni cinco minutos hablando, pero me ha dado por pedirle que no cogiese ese vuelo, que se quedase conmigo en Barcelona, que podría cocinarle guisos marineros y relatarle historias de corsarios repletas de personajes de inconcebible valentía. Me ha mirado como si estuviera loco, y antes de irse se ha reído otras tres veces. Me ha dicho que ha grabado en mi agenda su número de teléfono. Hemos quedado en llamarnos. No recuerdo su nombre.
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