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- No, pero es que mis abuelos llevan sesenta años casados y se quieren como el primer día.
¿Recuerdas ese brillo que viste el pasado martes en los ojos de tu abuela? Acababa de soñar que estrangulaba a tu abuelo con la gomilla del camisón.
- No, pero es que mis padres llevan juntos treinta años y no dejan de besarse.
Cuando estás delante. Cuando te vas se atizan con la escobilla del baño y fantasean con echarse matarratas en el café.
- No, pero es que soy incapaz de pensar en otra cosa que no sea ella.
Fascinante. Asombroso. ¿Te has fijado en que llevas un calcetín de cada color?
- No, pero es que yo no sé lo que sería mi vida sin ella.
¿No crees que deberías comenzar a disfrutar de otro cine?
- No, pero es que a su lado yo me siento completo.
¿Completo? Si en nuestra naturaleza estuviese el vivir emparejados naceríamos con dos cabezas.
Y lo siento, ahora he de dejarles, que aquí hay una señorita que me pide que le ayude a doblar unas sábanas.