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Abrazo (De brazo - m. acción y efecto de abrazar). Los sujetos que se ven enfrentados a un hecho luctuoso o desesperanzante son catalogables en dos grandes categorías en función de cuan receptivos se muestren al contacto físico. Así, aparecen los que necesitan un abrazo (1). Estos buscan contacto físico para mitigar el padecimiento, para abandonarse. Tal necesidad en tanto en cuanto no se resuelve puede llegar a corporizarse, a través de un dolor físico localizable en hombros, pómulos y esternón. Luego están los que rehuyen todo roce (2). Estos consideran que su estabilidad se cimenta sobre pilares endebles, y que cualquier contacto que pueda provocar el brote descontrolado de los sentimientos puede motivar que tal estabilidad desaparezca, dejando paso a algo nuevo y temible. Se muestran nerviosos, gesticulan de forma inusual, y ante el menor roce reaccionan de forma eléctrica, cada poro de su piel tranformado en una terminación nerviosa hipersensible.
Fotografía de Stefan Rohner, vía Нотатник.