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"El tipo iba todito vestido de rojo y encima me pide un Martini, ¿te lo puedes creer?. Luego va y mientras está leyendo el periódico no hace otra cosa que maldecir, puta Renault, puta Renault. Claro, no tuve más remedio que llamarle la atención, ¿sabes?. Le dije que aquí hay señoritas a las que no les gusta oir palabras así, y le dije que esto es un sitio fino. El tipo se puso colorado, colorado qué gracia, y pidió disculpas, ni un problema. Pero, ¿sabes?, la verdad es que tampoco maldecía tan alto mi molestaba a nadie, qué va, a mí lo que de verdad me molestaba era que se metiese así sin venir a cuento con la marca de mi coche. Porque yo tengo un Clio, ¿lo sabías?. Un coche que me ha salido divino, y que no me ha dado ni un problema, ni en ciudad ni en carretera, y que, de verdad, consume poquísimo. ¿Tú has tenido alguna vez un Renault?".
Y siguió hablando, y yo asentía y me sonreía, un poco en plan chulito, mientras en mi interior, ajeno a la peripecia, trataba de adivinar el cómo habría podido meterse aquella magnífica hembra en un pantalón tan ajustado y el por qué el escuchar tal cúmulo de estupideces saliendo de la boca de la mulata me estaba poniendo tan cachondísimo.
Fotografía de Miles Aldridge.