viernes, diciembre 23, 2005

Castígame

Era diminuta, muy bajita, muy delgada, y guapa como nadie que hubiese visto nunca. Su gusto en el vestir era envidiado y sus gestos, imitados. Llevaba unas gafas de pasta, de un color tan negro como su pelo, en cuya montura éste, tan revoltoso, se enredaba. Sus ojos eran de un verde injusto y sus labios precisos y emocionantes. Sus piernas gozaban de la musculatura perfecta, sus hombros se alineaban con la perfección de la sencillez y sus caderas eran un sueño. Y cuando nos metíamos en la cama me susurraba cada noche, siempre en voz muy baja, siempre muy cerca, entornando la mirada, esbozando una media sonrisa: "apaga la luz y castígame". Castígame...

Fotografía de Nelly Recchia, vía ToucheSexy.
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