martes, febrero 06, 2007

Contigo no se puede hablar en serio

He bajado a comprarme unos pantalones, pero he vuelto a casa con las manos vacías; el color marrón ya no gusta.
Vaya idiotez de frase, dirán, y es posible que lleven razón. Vale, de acuerdo, la llevan. ¡Que sí, atajo de infelices, que la llevan! Pero fíjense ahora de una forma un poco más detenida en esa frase. ¿No ven algo raro, algo diferente, algo que parece procedente de un pasado remoto? Exacto, eso es: hay un punto y coma. He usado un punto y coma. Yo. Interesante, ¿eh? Cualquier día utilizo también la palabra empatía, y la liamos. En fin.
Hoy me ha telefoneado Martina. Que está preocupada por lo de Ruth. Le he contado que ayer la agarré por la cintura, la lancé contra una pared, le arranqué el pañuelo que anudado a su cuello daba sentido a la asimetría de su camiseta, y entonces, entonces, entonces perdí pie y enganché la guitarra y ataqué el Blue Factory Flame de Mr Molina, que llevaba unos días rondándome la cabeza. "I am paralized by emptiness". A gritos. Martina calla, y luego me dice que si me lío en serio con Ruth me retira la palabra. Que no es mujer para mí. Que es sólo fachada. Que no está bien de la cabeza. Pues deja tú a tu novio, no te jode. Eso es lo que he pensado, pero no se lo he dicho, claro. Porque soy una persona que vive instalada en el miedo y cuya predisposición al enfrentamiento sangriento es nula. Martina, deja que te diga una cosa: yo te amo, y mi amor por tí es inabarcable. Incondicional como el de tu escuálido perrillo e imperecedero como el de tu gasolinera más cercana. Coño, no te rías. ¿Ves? Contigo no se puede hablar en serio.
Tras colgar Martina me ha saltado una alarma en el móvil diciéndome que hoy es el cumpleaños de cierta novia que tuve años ha. Mierda de móvil. La he llamado. Hemos hablado un rato y luego se ha puesto a llorar. Yo, mientras, modificaba ausente un documento de word y daba cuenta de un Aquarius. Porque soy una persona que vive instalada en la egocentria y cuya predisposición a la misericordia es limitada. A menudo sueño que atravieso calles imaginarias con nombres de poeta, en las que los árboles dan frutos de colores maravillosos y las ventanas tienen forma de corazón. Cuando despierto la boca me sabe a catástrofe. En fin.
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