
He subido, he cogido el teléfono, he llamado a Laura para quedar este fin de semana, y se lo he contado. Luego le he contado que ayer estuve analizando el color de voz de George Michael y he llegado a la conclusión de que es el reverso absoluto, en cuanto a tonalidad, cromatismo y luminosidad, de la de Rod Stewart. Y también le he dicho que estoy preocupado ya que estos días voy por la calle tarareando una canción del soplapollas de Nacho Cano, esa que tiene una estrofa en la que dice "y llegará un día en que las almas se confundan enunmis moco razón", y no se si esto tiene cura. Laura ha soltado un par de ¿en serio?, y ha metido otro par de risillas, por lo que no me ha costado deducir que no me estaba haciendo ni puto caso. Y ahora que lo veo escrito, la verdad, no me extraña. Vaya sarta de chorradas.
En fin, que no les distraigo más, sigan, sigan con lo que estaban haciendo. Suelten un par de enserios y otro par de risillas, y circulen. Y no se preocupen por mí, que estoy divinamente. Es sólo que llevo ya demasiado tiempo en que cuando me asomo a la ventana me parece que la ciudad es siempre Segovia, y que el mes es siempre Diciembre. Y que cuando miro el reloj son las dos, las dos, siempre las dos.
Fotografía de Stephane Bourson.