jueves, noviembre 15, 2007

Croquetas

Ayer por la noche me encontraba en casa, no tanto aburrido como aletargado, cuando sonó el timbre de mi puerta. Abrí, y allí estaba mi vecina, con un DVD en una mano y un tupper lleno de croquetas en la otra.
- ¿Te apetece ver una peli?
Pusimos la peli, Spider-Man, y estuvimos hablando de todo un poco mientras dábamos cuenta de las croquetas. Ella me contó que estas navidades tiene pensado regalarle un portátil a su hermana pequeña, y yo le conté que llevo ya un par de semanas en las que si me quedo muy quieto y presto atención puedo oír a los fantasmas despertar y comenzar a organizarse. Luego ella me contó que éste ha sido un buen año para su empresa y que no descarta que le caiga un generoso incentivo a fin de año, y yo le conté que hay días en los que despierto y no recuerdo quién soy, y que en ocasiones pasan horas y sigo sin recordarlo, y entonces me veo obligado a fingir que soy una persona cualquiera, para ir tirando. Y más tarde ella me contó que a finales de mes tiene que hacer un viaje de trabajo a Asturias y que aprovechará para visitar a unos amigos, y yo le conté que últimamente no escucho otra cosa que no sea el último de Burial, y que existe en él un pequeño rincón, situado entre las tres melodías cruzadas de uno de sus temas, que ahora mismo me parece el lugar más seguro del mundo, el mejor hogar posible.
Cuando se acabaron película y croquetas mi vecina se levantó, me dio las buenas noches y se fue. Esta mañana nos hemos encontrado en el descansillo y me ha dicho que ayer tras volver a su casa, en la cama, estuvo dándole vueltas a las cosas que yo le había contado, y yo le he dicho que vaya casualidad, que yo también había estado pensando en las cosas que ella me había contado. Eso le he dicho, pero es mentira. En realidad estuve pensando en mí mismo. Como siempre.
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