lunes, octubre 22, 2007
Amanece que no es poco
¿Os habeis levantado alguna vez con unas ganas terribles de echaros un cigarro y luego habeis recordado que no fumais? ¿Y que aunque fumaseis no podríais hacerlo porque perdisteis los dedos anular y corazón de ambas manos en un desafortunado incidente con la minipimer? ¿Y que aunque tuvieseis dedos no podríais fumar porque perdisteis la boca en una fallida operación de cirugía estética que ahora os obliga a alimentaros a través de una sonda anasogástrica? No, eso exactamente yo tampoco, pero algo parecido he sentido hoy al despertar. Porque ayer estuve en una fiesta. Y había barra libre. Ayer me llamó una amiga y me preguntó si quería acompañarla a un sarao, pregunta retórica según muestra la estadística. No-sé-qué director celebraba el fin de rodaje de no-sé-qué película. O el comienzo. Da igual. En la fiesta en cuestión la música viajó de forma sorprendente del technopop ochentero al reggae, mantuve una estimulante conversación con unos 'looners', me presentaron a gente que me dijo que tenía muchas ganas de conocerme y una chica con coletas paseó un enorme cuenco de lacasitos. Y ya no me acuerdo de más, ya os digo que había barra libre. Y dado que en días como el de hoy la productividad es un imposible, mejor dejarse ir, empleo el tiempo en tratar de determinar qué parte de lo que recuerdo es recuerdo y qué ensoñación -por ejemplo, estimo poco posible que volviese a casa, como ahora creo recordar, subido en un rinoceronte, que en Madrid apenas quedan-. A eso me dedicaba esta mañana en la cola del supermercado cuando me he dado cuenta de que una morena situada una fila más allá me estaba mirando. Demasiado. Algo absurdo dado que servidor portaba el kit resaca al completo: labios cortados, pelo sucio, pupilas perezosas y ojeras kilométricas. Un asco. Pero me estaba mirando, ya lo creo, y he bajado la cabeza y luego la he subido y allí seguía, mirando. Bastante descarada. Así que, en un gesto infantil, le he sacado la lengua. No sé por qué lo he hecho. Ya os digo que ayer había barra libre. El caso que le he hecho burla y ella se ha reído y su novio que iba detrás le ha preguntado de qué se reía y ella ha dicho que de nada y él me ha mirado y ha visto que yo también sonreía y entonces me ha dedicado esa mirada, y a ella esa otra. Y me he escabullido tan rápido como he podido. Y luego en casa he intentado ver una película y no he podido, y he intentado leer un libro y no he podido, y he intentado dormir y no he podido, porque en mi cabeza sólo había melancolía y había Diciembre y había su rostro y bla bla bla. Tengo que pedir cita con el dentista.
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