jueves, septiembre 10, 2009

Los inconvenientes de ser puro de corazón

A lo largo del presente año me estoy viniendo abajo de manera evidente. No hablo de un proceso lento salpicado de pequeñas efemérides desastrosas, hablo de un proceso que se desarrolla a todo trapo. Hoy soy yo, y mañana soy una caricatura de yo. Y no me refiero al plano emocional, sentimental o intelectual, si es que realmente dispongo de todas esas dimensiones, no estoy seguro, sino a otro muchísimo más importante: el estético. Antes iba al centro comercial y las adolescentes me miraban con lujuria. Ahora comienzan a hacerlo sus madres. No se rían, esto es muy serio. Para el vanidoso, para el auténtico vanidoso, una pandemia que se lleve por delante a media humanidad o una muerte en la familia son reveses, pero cuatro pelos en la almohada o un labio que se afina, ay amigo, eso es una tragedia griega, un desastre bíblico, el acabose.
Martina dice que lo que me pasa es que estoy demasiado delgado, y a continuación me propone toda una variedad de zumos y yogures. Como suena, zumos y yogures. Luego soy yo el que está tonto. También me dice que me apunte a su gimnasio, pero eso ha quedado descartado de inmediato, pues una vez estuve y aquello olía a gel de baño dermoprotector y suavizante con extractos de menta, que, por si no lo saben, es exactamente lo mismo a lo que huelen los sueños imposibles.
Así que he decidido quedar con Amaya, porque está en la ciudad y porque le debía un par de llamadas, soy lo peor, pero sobre todo porque es una persona bienhumorada y siempre predispuesta al halago, y un halago es algo que hoy me podía venir muy bien. Hemos quedado en su tienda, la tiene preciosa, este otoño se llevan el negro y el verde botella, y luego hemos ido a la cafetería pija de la esquina, y yo he pedido un café y ella un menta-poleo, y coqueto he procedido a desplegar toda mi simpatía, seguro de que mi halago, mi salvavidas, estaba al caer. Pero no ha habido halago. Qué va a haber.
- Tesoro, te veo raro, ¿no has dormido bien?
- ¿Por qué lo dices? ¡POR QUÉ LO DICES!
blog comments powered by Disqus